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Reportajes
sábado, 17 de noviembre de 2012
INFORMACION
Guadalajara es una ciudad mexicana, capital del estado de Jalisco, así como principal localidad del área urbana denominada Zona Metropolitana de Guadalajara. Se localiza en el occidente de México, al centro de Jalisco, en la zona geográfica conocida como Valle de Atemajac.
Su territorio delimita al norte con los municipios de Zapopan e Ixtlahuacán del Río; al oriente con Tonalá y Zapotlanejo; al sur conTlaquepaque y al poniente con Zapopan. La Zona Metropolitana de Guadalajara (integrada por 8 municipios de Jalisco) agrupa un total de 4 434 252 habitantes,6 siendo la segunda más poblada del país, después de la Zona Metropolitana de la Ciudad de México,7 y la novena aglomeración urbana más grande de Latinoamérica.
“La Historia se vuelve
arte en Tlaquepaque”, dicen los lugareños. Este rincón jalisciense destaca por
las obras que realizan las manos de sus artesanos. De hecho, éste es denominado
el “municipio alfarero más importante de la República”, y de hecho, lo es. Su
nombre significa “Lugar sobre lomas de tierra barrial” y guarda años y años de
historia en el ambiente. Las calles del centro histórico nos remontan al
pasado, a la época de la Nueva España cuando este lugar ya era considerado como
protagonista en la producción de artesanías. Dar un paseo por la calle
Independencia nos sorprenderá. Existe una gran cantidad de galerías de arte que
haría palidecer a varias capitales del mundo... de envidia. Muchos de los
mejores artistas y joyeros del país tienen alguna tienda en esta calzada. Tal
vez se nos antoje sentarnos en alguna de las bancas que son arte por sí mismas
o hasta nos tomemos una fotografía con alguna de las esculturas que nos saludan
aquí y allá, como en muchos lugares de la zona metropolitana de Guadalajara.
También tiene su zona más tradicional. El Palacio Municipal es blanco y forma
una perfecta armonía con la Parroquia de San Pedro, la iglesia principal que
venera en especial a la virgen de Guadalupe. El Jardín Hidalgo está justo a un
costado de la parroquia y es punto de reunión familiar. Cuenta con un
tradicional kiosco al centro, ¡toda la imagen de un pueblo mexicano! Pero no
puedes irte de Tlaquepaque sin visitar un lugar que desde principios del siglo
XX es símbolo de alegría mexicana: El Parián, una construcción grande, que se
alza en medio del Jardín Hidalgo. El edificio fue levantado en 1883 y desde
1905 alberga restaurantes y bares, aunque, como lo conocemos, funciona desde
1979. También cuenta con bancas y un kiosco al centro en donde se presentan
diversos espectáculos tradicionales a ritmo de música de mariachi. Esto, por
supuesto, por las noches. Así que ya sabes, prepárate para gastar algunos pesos
en artesanías, comida y bebida, y tu cámara fotográfica porque seguro
encontrarás imágenes dignas de ser guardadas en tu álbum familiar.
Cada pueblo cuenta con
sabores que lo distinguen y que son el resultado de esa mezcla que hace más de
500 años se dio. Guadalajara no es la excepción. En realidad en todo Jalisco se
puede disfrutar de una variada selección gastronómica: desde el típico pozole,
las infaltables enchiladas o los básicos tamales, hasta la Capirotada y el
Pollo a la Valentina. La Birria es comida obligada. Es carne de chivo o res en
salsa de tomate, o si se prefiere, en chile. Tradicionalmente la Birria se
cocina en un horno bajo la tierra, es decir, se prepara un hoyo en un terreno
donde se pone el horno, después la carne en caldo (en una olla) y se cubre con
hojas de maguey para cocerse. Se puede degustar en cualquier mercado, en los
puestos callejeros o en algunos restaurantes de comida lugareña. El caldo,
generalmente picante y, hay que decirlo, condimentado, se acompaña con
tortillas recién hechas y mucho limón. Un platillo totalmente tapatío es
relativamente nuevo y es algo así como el sello de la ciudad: la Torta ahogada.
Consiste en un bolillo con carne frita de cerdo y frijoles bañado en salsa y
acompañada de cebolla desflemada. También se puede encontrar en varios sitios,
pero los lugareños acuden a los alrededores de la Basílica para buscar su
“marchante” predilecto. Actualmente ya existen cadenas de tortas en donde no
sólo se rellenan de cerdo, sino que la imaginación ha dado para mucho más:
lengua, res y hasta camarón. Los más osados afirman que estas nuevas
combinaciones son exquisitas. Eso sí, la cuchara será nuestra mejor aliada para
poder comerla como todo un jalisciense. Por supuesto que la bebida que acompaña
a cualquiera de las delicias gastronómicas de Guadalajara debe de ser el
Tequila, elaborado de agave. Otra opción es el Pulque, de maguey fermentado, o
si se prefiere algo más ligero, el Tepache, fermentado de piña o caña, o hasta
el muy local Tejuino, fresca bebida elaborada a base de maíz, limón y sal, ¡delicioso
hasta como postre! Los vendedores de Tejuino se encuentran generalmente en las
plazas del centro de Guadalajara, Tonalá o Zapopan. ¡No los pueden confundir!
Definitivamente con hambre no se quedarán.
La
Charrería: mucho más que un hombre con sombrero a caballo “Hombres a caballo,
hombres de lucha y tradición conjugan esfuerzos y sustentan con valores una de
las actividades más representativas del ser mexicano, la charrería. La
charrería emana del campo, de fuerza y pugna, de arte y valentía; es la esencia
propia del mestizaje, es el sentir de todo un pueblo.” La Asociación de Charros
la describe así, pero nosotros podemos decir que hay pocas cosas que se asocian
tanto con la “mexicanidad” como ver a un charro en su caballo, con pistola y
gran sombrero. Esas imágenes que tan famosas se hicieron durante la llamada
Época de Oro del Cine Mexicano, en donde el mariachi no andaba nunca lejos y la
bravura de los hombres se expresaba a balazos y bravuconería. En cuanto a las
damiselas, las Escaramuzas son la fiel imagen de la Adelita, de esa mujer
revolucionaria, luchona y brava que sigue fiel y ruidosa a su hombre. Lo que es
incuestionable es que esta actividad tiene su origen en las actividades propias
del campo, de la ganadería. Fue hasta la segunda década del siglo XX (después
de la Revolución) que el montar a caballo con reatas (sogas) se fue
convirtiendo en un deporte. En 1932 la Charrería se convirtió oficialmente en
el “Deporte nacional”. Actualmente es practicado en todo el territorio nacional
en los llamados “Lienzos Charros” y se realizan concursos y torneos a lo largo
del año. La indumentaria del Charro (también la de mujer) de verdad se parece
un poco al que conocemos a través de los Mariachis por todo el mundo: pantalón,
saco, chaparreras, sombrero de ala ancha, camisa, moño al cuello, fajo de piel,
botines, espuelas y revólver; y por supuesto, que hay de distintas clases,
desde el traje de faena hasta el de gran gala. La “Charreada” es el espectáculo
que incluye varias etapas: la cala del caballo, los piales, el coleadero, la
monta de toros, floreo y suerte con reata. Las suertes más sobresalientes son:
El paso de la muerte. El charro tiene que cambiar de un caballo montado a pelo
y a todo galope a una yegua, lo que requiere de gran equilibrio y precisión.
Las Manganas a pie y a caballo. Aquí el debe de lazar con su reata las patas
delanteras de una yegua o un caballo salvaje ya sea desde su caballo o a pie, mientras
juega con la soga haciendo giros, lo que es conocido como “Floreo”. La
Escaramuza Charra. La protagonista es la mujer que en grupos de ocho y al ritmo
de música realiza diversos ejercicios ecuestres a galope, montada de lado.
Coleadero. Consiste en que el charro jala a un toro para derribarlo desde la
montura de su caballo. Otras suertes son: Piales, Terna, Jineteo de yeguas,
Jineteo de toros, Terna y Manganas. Esta tradición cada vez está más arraigada
en tierras jaliscienses (y en todo México) y familias enteras se dedican a
ella.
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